Tengo que reconocer que me estoy volviendo adicto a este
restaurante. Tres visitas en seis semanas, por algo tiene que ser. Recordando el comentario expresado en
una anterior entrada acerca de este local... Nos gusta por su cocina, por su servicio,
por su muy buena RCP...y además lo tenemos cerca de casa por lo que vamos
andando y no hay que preocuparse por los puntos del carnet. Hoy hubiera sido imposible conducir, como luego podréis observar
si continuáis leyendo.
No me voy a extender ahora en aspectos como donde está
situado o descripción del espacio, etc., esto se encuentra en las dos entradas
anteriores.
Como en anteriores ocasiones nos recibe Gonzalo Parras, su
jefe de sala. Por lo que hemos podido observar en nuestras visitas, un gran profesional
con muchas tablas y experiencia a sus espaldas. Nos sitúa al lado de la cocina,
como en la anterior ocasión. Comentamos el menú, dejando el maridaje de los
platos completamente en sus manos. Como dicen en cierta cadena de electrodomésticos "Yo no soy tonto" (al menos eso creo) y me dejo llevar totalmente por los que saben. Tomaré cerveza, un mundo del que tengo que reconocer mi casi completa ignorancia y estoy empezando a disfrutar. También saludamos a Jorge Bretón, controlando a todo
el personal de cocina a pie de fogones.
Los conocidos chips de yuca y plátano.
Aperitivos: Gyoza de rabo de buey, Salpicón de pulpo, y
Mejillones con sabayón de hierbas. Lo mejor para nosotros, sin duda, los gyozas.
Sabrosísimos.
Primera cerveza del maridaje. Una novedad casi en primicia,
la Amstel Radler. Cerveza de baja graduación con zumo natural de limón, ideal
para el verano. El Radler es una mezcla de cerveza con limonada o
soda, muy demandada en los bares alemanes.
Primera entrada fría: Atún marinado con espárragos verdes y
blancos. Plato de primavera. Sobre un fondo de crema de espárragos blancos muy
suave, unos taquitos de atún marinados (pensamos que con soja, de ahí su color más
oscuro), con láminas de esparrago verde y trocitos de blanco (nada fibrosos).
Un plato agradable, fresco, fácil de comer.
Para este plato, el maridaje consistió en una sidra de
manzana. Strongbow es la marca de “Cider” más consumida en el Reino Unido. Con 5
% de alcohol, está producida a partir de la fermentación del zumo de esa fruta.
Segunda entrada caliente: Huevo asado a baja temperatura con
crema de alcachofas. Este plato nos encantó. Fantástica la crema de alcachofas
y el huevo con su yema casi líquida.
Siendo la alcachofa difícil de maridar llega a la mesa, como
propuesta, otra sidra inglesa en esta ocasión de pera. Conocida de la anterior
visita, su nombre es Bulmers y aguantó el tipo perfectamente.
Plato principal a elegir entre dos opciones posibles. Como
nos apetecían ambos, Gonzalo nos ofrece servir media ración de cada uno. Perfecto.
Arroz meloso de langostinos. Denso, concentrado de sabor.
En este plato voy a realizar un pequeño juego: un duelo
entre un vino blanco Chardonnay de Navarra y una cerveza Doppelbock alemana, la
Paulaner Salvator. De color ámbar oscuro, cobrizo, posee un aroma intenso a
malta, cereales, y tostados. Potente
entrada en boca, su contenido alcohólico es de casi 8º. Fabricada en Munich
siguiendo casi por completo la receta
original de 1.773 de los monjes paulinos. Históricamente la denominación doppelbock
siempre ha estado ligada a cervezas fuertes, tostadas y con un punto de dulzor.
Tomada principalmente en la época de la Cuaresma, los monjes la utilizaban como
“pan líquido” en tiempos de ayuno cuando los alimentos sólidos no se permitían. Que listos eran los monjes.
El ganador, por goleada, del duelo vino/cerveza en este caso fue la segunda. Continué con ella para la carne.
Carrilleras de ibérico con puré de calabaza. Muy tierna.
Postre: Cremoso de chocolate con albaricoques y ensalada de
frutos rojos. Goloso.
Y no estaba todo terminado, todavía había más. Quedaba el fin de fiesta del
maridaje de hoy. en el postre aparecen dos cervezas belgas tipo Lambic. Consumidas
ampliamente en Bélgica, muchas veces aparece como ingrediente de platos de su
cocina. Las Mort Subite Xtreme de Fresa y de Frambuesa. Con 4,3 º de alcohol, tras
su fermentación son maduradas en barricas de roble. Posteriormente se le añade
la fruta para obtener su característico sabor.
A diferencia de las cervezas convencionales, que se fermentan
por cepas de levaduras cultivadas, en las lambic se produce por fermentación
espontanea. El mosto se deja expuesto al aire libre para que ocurra este
proceso.
Petit Fours, que llegaron con el café.
Poco me queda por añadir después de la cata de cervezas con
que me ha deleitado Gonzalo. Solo darle las gracias por su atención y comentaros que ya tenemos planificada la
siguiente...