Fecha de la visita: 24/05/2.014 sábado.
Ruzafa, el barrio de moda en Valencia. Una zona de la ciudad
que hace unos años no pasaba por sus mejores momentos y que en la actualidad
está en boca de casi todos. En la actualidad un lugar multicultural y multiétnico donde
conviven gentes de gran número de países y religiones, que bulle de actividad. Además
gran cantidad de profesionales y artistas se han desplazado a vivir en sus
calles.
Después de comprar a Bertrand un par de cuñas de queso en su puesto del Mercado de Ruzafa decidimos dar una vuelta por sus calles y de aprovechar para tomar el aperitivo en este local, que ha salido comentado y recomendado en algunos medios durante estas últimas semanas aunque algún buen amigo ya conocía desde hace tiempo.
La lista de restaurantes y tiendas recomendables de la zona sería larga de
enumerar. Como ejemplo, algunos de los visitados desde que escribo en
este blog: desde la tienda de productos gastronómicos japoneses Japon.es a la ya mencionada anteriormente Solo Queso, donde Bertrand nos deleita con
una selección de grandes quesos nacionales la mayoría de pequeños productores.
Restaurantes como El Alquimista, uno de los mejores locales de cocina italiana
de la ciudad, o Canalla Bistro donde probar la versión más “fusión” de Ricard
Camarena (en la planta baja donde se encuentra su restaurante gastronómico * Michelín).
Ubicado en la calle Literato Azorín 18, ocupa el local de
una pescadería que cerró por jubilación de su propietario. Están especializados
en conservas portuguesas de calidad, que las podemos acompañar de un buen vermú
(o vermouth) o una botella del conocido Vinho Verde luso.
Tras el antiguo mostrador reconvertido en barra encontramos
gran cantidad de latas de atún, sardina, jurel, bacalao, anguila, etc.
Algunos de los envoltorios de las latas:
Llegamos sobre las 13 h., hora temprana para comer pero perfecta para picar algo. Pedimos dos vermús, un agua y tres latas de conserva. Todas las hemos encontrado muy sabrosas y de calidad, al igual que el pan que nos han servido para acompañarlas.
Al terminar estábamos en ese punto de continuar, alargando
el picoteo, o plantarse. Hemos decidido parar, aunque seguro que volveremos en
alguna otra ocasión a probar otras conservas. La cuenta final ha sido de 20 €.