Fecha de la visita: 28/02/2.014 viernes.
Esta semana ha sido mi cumpleaños y apetecía salir a
celebrarlo. Conocía este Restaurante por reseñas de Internet, pero además me lo
habían recomendado amigos (cocineros y blogueros) de los que me fío por su
saber gastronómico. Tocaba pues descubrir la cocina que práctica Román Navarro en
su local.
Está situado en la calle Chile nº 3, en la zona de la
Avenida de Aragón. Bien comunicado por metro y autobús. Disponen de dos menús a
12 y 19 €, además de carta. Se puede ver la composición de ellos en su página web. Nosotros
nos hemos puesto totalmente en manos de Román, que ha realizado un repaso
por lo más representativo que sale de sus manos.
La carta se basa en “tapas” elaboradas con un punto de
creatividad, muchas de ellas entrando de lleno en la cocina de “fusión”
mediterráneo/oriental. Además ofrecen lo que llaman “Tostanyinas”: rebanadas de
pan con diferentes ingredientes por encima.
Un elemento curioso del restaurante es que el único fuego
que utiliza para cocinar es la llama del soplete. Todo se prepara con Roner, vacio,
horno, el mencionado soplete, etc.
Local de decoración bastante original. Vestido de mesa sencillo
con pequeños salvamanteles. Servicio atento y ritmo de platos sin esperas, pese
a estar completo.
Unas patatas fritas nada más sentarnos.
Todos los platos al centro para compartir:
Steak tartare de “Tonyina” con soja y wasabi. Nos encanta esta
forma de preparar el atún. En casa lo tomamos bastante. Maceración bastante
suave.
Ensaladilla con melva y wasabi. La melva es un pescado azul
rico en Omega-3 de una subfamilia de los atunes y bonitos. El wasabi se aprecia
muy sutilmente en la mayonesa que acompaña la ensaladilla.
Muy sabrosa, de las mejores que he probado últimamente junto
a la de Juan Casamayor en Moltto aunque cada una en su estilo. Dos versiones
bastante diferentes del mismo plato. Mientras que la de Juan está triturada y se
emplata con manga, en esta de Román se identifican todos los elementos a la
vista. Además la de Juan tiene un sabor
de encurtidos que aquí se sustituye por el wasabi.
Pan de cristal con tomate triturado.
“Thai Duck” con jengibre, cacahuete y lima. Pechuga de pato
levemente cocinada acompañada de una salsa de cacahuetes con
ensalada de pepino, jengibre, lima, vegetales y hierbas frescas. 100 % fusión.
Bacalao gratinado con allioli de tomates secos sobre fondo
de arroz negro, acompañado de fideos de arroz fritos. Calidad y punto del
bacalao impresionantes, del que salían unas lascas fantásticas. El fondo del
plato, un caldo con marcadísimo sabor a arroz negro aunque sin la presencia del
cereal. Lo recordaré durante mucho tiempo.
Pulpo “a l’ast” con salsa romescu. Tierna pata de pulpo
cocido terminada a la llama del soplete. Aunque bueno, todavía recordábamos el
bacalao anterior.
Canelón crujiente de pollo de corral y foie. Han llegado a la mesa dos unidades. Otro grandísimo plato. Rollito de ¿pasta
brick, filo? relleno de pollo desmigado con una bechamel de sabor a foie.
El desarrollo de la comida seguía una línea ascendente que pensábamos
tendría su cenit en los dos platos anteriores, pero no ha sido así. Todavía faltaban
los postres, que no han desmerecido para nada en el conjunto de la comida.
Crumble de manzanas, con migas de praliné, crema y helado de
ron con pasas. Creo que con el nombre del postre ya os podéis imaginar como
estaba.
Biscuit glace de piñones caramelizados. Aunque estaba muy
bueno, hemos notado en exceso el chocolate. No somos muy chocolateros...
Café.
Para beber, agua mineral y cuatro copas (ofrecen esta opción
en algunas referencias) de un vino que no conocía y con una historia un tanto
particular al ser de la familia de Román: Mon Triskal 2.011 D.O. Valencia.
Embotellado para Microviñas S.L. por Bodega J.Belda, compuesto por uvas de
las variedades Syrah, Cabernet Franc y Petit Verdot. Criado en barricas de
roble nuevo francés, americano y húngaro durante 9 meses. Producción limitada
de 1.600 botellas, como curiosidad hemos tomado la etiquetada con el nº 14.
Un local recomendable para visitar en Valencia.