De nuevo nos encaminamos a Beals en la calle Alzira. Esta vez tocaba probar los productos de una de las grandes bodegas españolas.
De la mano de Román Alcazar, delegado comercial del grupo bodeguero, nos reencontramos con viejos conocidos y descubrimos otros productos más recientes. Un regreso a grandes clásicos, que los que estamos por la cincuentena conocemos desde hace muchos años, y que por la proliferación de nuevas bodegas y referencias podíamos tener un poco olvidados. Gran error. Son fantásticos vinos que no hay que perderlos de vista. Cierto que principalmente por su coste no son botellas para diario, pero son perfectas para ocasiones especiales o para darnos un buen homenaje.
Con bodegas en Haro, La Guardia, Anguix (Burgos) y O Rosal (Pontevedra), la presentación se inició con un Albariño, continuamos con dos Riojas de corte clásico, después un Rioja de los de nuevo cuño, y terminando con un Ribera del Duero.
Lagar de Cervera 2.011. D.O. Rias Baixas. Variedad 100% Albariño del Valle de O Rosal. Criado sin utilizar barrica, solo con estancia en depósitos de acero con sus lías y un proceso de remontado durante 3 meses, se consigue un vino muy untuoso y goloso.
En nariz sobresale la fruta de hueso... albaricoque, melocotón, etc. Importante acidez en boca al dar el 1er. trago, desaparece en los siguientes. Un vino que te hace salivar, que pide a gritos tomar una copa más.
En nariz sobresale la fruta de hueso... albaricoque, melocotón, etc. Importante acidez en boca al dar el 1er. trago, desaparece en los siguientes. Un vino que te hace salivar, que pide a gritos tomar una copa más.
Viña Ardanza Reserva 2.004: D.O. Rioja. Tempranillo (80%) y Garnacha. Crianza de 3 años en barrica de roble americano y mínimo de 2 años más en botella antes de su salida al mercado. Después de dos años sin embotellar, aparece este 2.004.
De color rojo cardenalicio (como comentó Román), en nariz aparecen las notas de fruta roja. En boca posee un marcado grado de acidez, con una astringencia no importante. El roble americano le aporta notas de vainilla. Trago no excesivamente largo, algo que indicaron los presentes.
De color rojo cardenalicio (como comentó Román), en nariz aparecen las notas de fruta roja. En boca posee un marcado grado de acidez, con una astringencia no importante. El roble americano le aporta notas de vainilla. Trago no excesivamente largo, algo que indicaron los presentes.
Gran Reserva 904, cosecha 2.001. Grande, muy grande. Tras muchos años sin volver a probar este vino, el primer sorbo me produjo un Déjà vu a tiempos pasados. D.O. Rioja, de corte muy clásico. Tempranillo (90%) y Graciano. 4 años en barrica de roble americano y 4 años más como mínimo en botella antes de su llegada al mercado.
Color brillante en copa, en nariz y boca destapa todas sus notas de compota de fruta sobre todo. Muy fino paso de boca, es un vino para beber lentamente apreciando toda su larga crianza.
Color brillante en copa, en nariz y boca destapa todas sus notas de compota de fruta sobre todo. Muy fino paso de boca, es un vino para beber lentamente apreciando toda su larga crianza.
Torre de Oña, reserva 2.007. El último de los Riojas presentados, diferente a los dos anteriores. Procedente de uvas Tempranillo (95%) y Mazuelo. Vino con crianza en 3 tipos de barricas. Con 21 meses en barricas de roble francés, americano, y ruso. Posterior estancia en botella un mínimo de 12 meses.
Paso fino y largo, en nariz y boca se aprecia mucha fruta roja. Muy interesante.
Áster Finca El Otero 2.009. Terminamos con este D.O. Ribera del Duero de uvas 100% Tinta del País. Vino de Terroir de una zona de 95 ha. con cepas de 18 años de media . Crianza de 15 meses en barricas nuevas de roble francés y un proceso de redondeo en botella mínimo de 6 meses.
Rojo violáceo, notas azuladas. Presencia de mucha fruta roja. Muy glicérico. Explosivo en boca, con un punto de dulzor final.
Rojo violáceo, notas azuladas. Presencia de mucha fruta roja. Muy glicérico. Explosivo en boca, con un punto de dulzor final.
El orden de la presentación vino dado por Román de esta manera por una razón que posteriormente comprobamos. Si hubiéramos invertido el orden, el Ardanza y el Reserva 904 habrían quedado desaparecidos tras los otros dos tintos. Las nuevas generaciones se hubieran comido a los "menos jóvenes".