Hacia demasiado tiempo que no volvía al restaurante de Román Navarro, por lo que aprovechando su estupendo menú 5º aniversario me siento de nuevo en sus mesas.
La carta se basa en “tapas” y platos elaborados con su punto de creatividad, muchos de ellos entrando de lleno en la cocina de “fusión” mediterráneo/oriental. Además ofrecen lo que llaman “Tostanyinas” (rebanadas de pan con diferentes ingredientes por encima) y las "Pepitonyinas" (pequeños bocadillos de panes especiales).
Un elemento curioso del restaurante es que el único fuego que utiliza para cocinar es la llama del soplete. Todo se prepara con Roner, vacio, horno, el mencionado soplete, etc. Roman sabe salir airoso de este handicap con nota alta.
Está situado en la calle Chile nº 3, en la zona de la Avenida de Aragón. Bien comunicado por metro y autobús. Disponen de tres menús a 12, 19 y 24 €, además de carta. Se puede ver la composición de ellos y el resto de propuestas en su página web .
Local lleno, me acomodo en la mesa que tengo reservada. Lo primero que llega son unas papas y un vermouth de fabricación propia, elaborado con uva Petit Verdot. Seco, con su justo de dulzor.
La composición del menú fue la siguiente:
Ensalada Waldorf con manzana, apio y nueces caramelizadas. Uno de los platos de la primera carta de este local, como me comentó Román. Con un sentimiento de nostalgia, arranca de esta manera el menú aunque su frescor sirve para limpiar sabores en boca.
Causa limeña con salpicón de pulpo, sepia y cilantro. La causa es un plato típico de la cocina peruana, realizado con patata amarilla y pasta de aji amarillo, que le aporta su punto de picante.En este caso, también le aporta sabores especiados que acompañan al salpicón.
Roastbeef de buey con mayonesa de aguacate y perlas de ponzu. Con su carne rosada, servida en frío como fiambre. La mayonesa de aguacate (bajo la carne) me sorprende dándole un agradable contrapunto a la carne.
Pulpo a l'ast con parmentier de sobrasada y queso feta. Plato de su próxima nueva carta que no corresponde al menú. Deferencia de Román. Quemado al soplete, acompañado de una crema muy sabrosa de sobrasada. Me gustó mucho este plato.
Pisto Thai de calabaza con bonito marinado, hierbas y cacahuetes. Punto crudo del pescado (me encanta así), con el pisto una pizca picante, aunque sin molestar. Aparecen en algunos momentos aromas cítricos y gusta el crujiente de los frutos secos.
"Pulled Pork" de cerdo ibérico con barbacoa china. Bocata "callejero" de carne de aguja de cerdo con una salsa confeccionada con "hoisin" y unas cuantas cosas más que me indicó Román.
Dulce tropical con espuma de fruta de la pasión. Frutas tropicales en texturas. Goloso.
Café.
Mantuve el vermouth durante toda la comida, aunque la carta de vino es interesante con casi 100 referencias de varias denominaciones de origen. Además ofrece la posibilidad de tomar vino por copas de varias referencias que van cambiando periódicamente.
Detalle de su bodega.
Un restaurante muy interesante, con una cocina acorde a los tiempos de globalización actuales, terreno donde Román se maneja muy bien. Cinco años, y seguro que son muchos más pues el local estaba lleno.
La carta se basa en “tapas” y platos elaborados con su punto de creatividad, muchos de ellos entrando de lleno en la cocina de “fusión” mediterráneo/oriental. Además ofrecen lo que llaman “Tostanyinas” (rebanadas de pan con diferentes ingredientes por encima) y las "Pepitonyinas" (pequeños bocadillos de panes especiales).
Un elemento curioso del restaurante es que el único fuego que utiliza para cocinar es la llama del soplete. Todo se prepara con Roner, vacio, horno, el mencionado soplete, etc. Roman sabe salir airoso de este handicap con nota alta.
Está situado en la calle Chile nº 3, en la zona de la Avenida de Aragón. Bien comunicado por metro y autobús. Disponen de tres menús a 12, 19 y 24 €, además de carta. Se puede ver la composición de ellos y el resto de propuestas en su página web .
Para celebrar estos cinco años de apertura, Román ha creado uno especial al precio de 26 €, iva incluido, compuesto de 6 platos (5+postre) presentados al centro o individual, y 2 copas de vino.
Local lleno, me acomodo en la mesa que tengo reservada. Lo primero que llega son unas papas y un vermouth de fabricación propia, elaborado con uva Petit Verdot. Seco, con su justo de dulzor.
Ensalada Waldorf con manzana, apio y nueces caramelizadas. Uno de los platos de la primera carta de este local, como me comentó Román. Con un sentimiento de nostalgia, arranca de esta manera el menú aunque su frescor sirve para limpiar sabores en boca.
Causa limeña con salpicón de pulpo, sepia y cilantro. La causa es un plato típico de la cocina peruana, realizado con patata amarilla y pasta de aji amarillo, que le aporta su punto de picante.En este caso, también le aporta sabores especiados que acompañan al salpicón.
Roastbeef de buey con mayonesa de aguacate y perlas de ponzu. Con su carne rosada, servida en frío como fiambre. La mayonesa de aguacate (bajo la carne) me sorprende dándole un agradable contrapunto a la carne.
Pulpo a l'ast con parmentier de sobrasada y queso feta. Plato de su próxima nueva carta que no corresponde al menú. Deferencia de Román. Quemado al soplete, acompañado de una crema muy sabrosa de sobrasada. Me gustó mucho este plato.
Pisto Thai de calabaza con bonito marinado, hierbas y cacahuetes. Punto crudo del pescado (me encanta así), con el pisto una pizca picante, aunque sin molestar. Aparecen en algunos momentos aromas cítricos y gusta el crujiente de los frutos secos.
"Pulled Pork" de cerdo ibérico con barbacoa china. Bocata "callejero" de carne de aguja de cerdo con una salsa confeccionada con "hoisin" y unas cuantas cosas más que me indicó Román.
Dulce tropical con espuma de fruta de la pasión. Frutas tropicales en texturas. Goloso.
Café.
Mantuve el vermouth durante toda la comida, aunque la carta de vino es interesante con casi 100 referencias de varias denominaciones de origen. Además ofrece la posibilidad de tomar vino por copas de varias referencias que van cambiando periódicamente.
Detalle de su bodega.
Un restaurante muy interesante, con una cocina acorde a los tiempos de globalización actuales, terreno donde Román se maneja muy bien. Cinco años, y seguro que son muchos más pues el local estaba lleno.