¿Quién somos los “Atrapaos”? La respuesta es muy sencilla. Ocho amigos a los que nos gusta compartir vivencias mientras disfrutamos, según algunos, del placer más a la mano del hombre: la gastronomía.
Después de reunirnos en el restaurante del Hotel La Mozaira (con Ernesto Yuste a los fogones, actualmente en Boix Quatre junto a José Ribes "Josué"), Restaurante Ciro (local de Julio Colomer e Inés Manzanera), y La Embajada (con Alfredo Burguera como propietario y Nazario Cano a cargo de la cocina), esta vez hemos recalado en Q de Barella (el restaurante de Enrique "Quique" Barella y su mujer Elsa Fuillerat).
Localizado en la calle Finlandia nº 7, muy cerca del campo de Mestalla y la Avenida de Aragón, Q es el proyecto personal de esta joven pareja. Cuenta con dos espacios diferenciados ambos con bonita y discreta decoración. El primero junto a la entrada con mesas altas y taburetes. Separado por una pequeña zona central y el acceso a la cocina encontramos el comedor propiamente dicho, con mesas bajas y sillas bastante cómodas.
Nos esperaba una mesa redonda para seis comensales, pues en esta ocasión hemos tenido dos ausencias dentro del grupo. Espero en la próxima ocasión poder reunirnos todos.
Quique nos preparó un menú especial, donde disfrutamos de algunos de sus platos preferidos desde que abrió este local. Algunos ya fuera de carta, volvió a prepararlos para la ocasión. Un menú de mucho nivel, que fue de menos a más, donde cada plato intentaba superar al anterior.
Aperitivos: Cococha de tomate con salmón marinado. Mejillón con salsa verde de hierbas. Crema de hervido valenciano con capellán a la brasa. Curiosa la falsa cococha, muy sabroso el mejillón, y suave crema para preparar lo que vendría después. El hervido, aunque es un plato muy conocido en valencia y que ya he probado en varias ocasiones, nunca me cansa. Estupendo arranque de menú.
Ostra Girardeau con raifort. Utilizando símil pugilismo, primer asalto y primer golpe al mentón. Molusco de considerable tamaño con una crema picante por encima, me recordó al wasabi aunque me descolocaba su color blanco, que realzaba su sabor. Luego buscando por Internet ya tengo claro el motivo. Se presentaba junto a unas laminas de rábano común.
El raifort es una pasta elaborada con la raíz de la planta Armoracia rusticana, de la familia de la mostaza y las coles. En algunos países se le denomina a esta planta rábano rusticano o rábano picante. En algunas ocasiones se sustituye comercialmente el wasabi por la pasta de esta planta coloreada de verde, ya que su precio es más barato que el auténtico.
Pulpo con emulsión de almendras y moscatel. Después de la Tempestad, vino la Calma. Cocido y a la llama, con una suave crema y unos "tostones" crocantes. Momentos de tanteo, para que te confíes, pero esperando el siguiente movimiento del cocinero...
Desde este instante, siguiendo el orden marcado por Quique, llegaron una serie de golpes encadenados izquierda-derecha hasta dejarme al borde del KO.
Cocochas de bacalao con coliflor y ajo negro. A la brasa, con esa crema de coliflor y pequeños tropezones de ella misma. Acompañada de los matices balsámicos del ajo negro. Los mas puristas puede que renieguen de esta forma de preparación, pero el resultado es muy redondo.
Calamar de playa con espuma de patata, jugo de pollo asado, y aire de cacao. Ufffff, solo el nombre ya alimenta. Brutal el punto de plancha del calamar y la combinación de sabores. Para repetir. Aquí ya tenía que haber tirado la toalla, pero quería más. Puro masoquismo...
La cebolla que quiso ser atún. Aunque el nombre pueda parecer un trampantojo, no lo es. No se esconde a la vista. Guisada con un potentísimo "fondo" (caldo) de atún reducido a la enésima potencia, se acompaña con alcaparras y unas pequeñas laminas de Katsuobushi (bonito seco). Tienen la particularidad de reaccionar ante el calor, dando el efecto de que "cobran vida" al moverse por si solas. Un plato complicado de presentar en un menú, como luego nos comentó Quique.
Civet de anguila con tierra de cacao. Elaboración de marcado y profundo sabor a la manera de un guiso de carne, por ejemplo de jabalí. Otra salsa reducida al máximo, abraza un trozo de este pescado muy típico de la zona de la Albufera, donde se presenta en all i pebre. Nos olvidamos de la tradición, viajemos por el camino de la osadía y el descaro que se ha iniciado con el anterior plato.
Pre postre. Pepino, yogurt y enoki. Vamos a refrescar la boca y el paladar después de la contundencia de los dos últimos platos. Pepino y setas en un postre, casi nada !!! Ha enloquecido el chef? Noooo, para nada. está muy cuerdo.
Ese punto dulce que tenía, ese cítrico y frescor que acompaña al yogurt, ese crujiente de las setas...como diría mi amigo Patxi... Una puta locura !!! Necesito Árnica para recuperarme de los golpes recibidos. Esta llegará en el último plato del menú.
Melocotón con vainilla. Suavidad, elegancia, ternura. Melocotón asado, chocolate blanco, batido de vainilla de la merienda. Recuerdos de otros tiempos.
Café y petit fours para terminar.
Indicar que durante todo el servicio tuvimos a nuestra disposición unos panes crujientes y sabrosos, acompañados de una selección de aceites muy interesante.
No quiero olvidarme del servicio en sala. Impecable a cargo de Elsa y su equipo. Cambio de cuberteria en cada plato. Tiempos de espera cronometrados, Profesionalidad.
Uno de los aspectos de estas reuniones, es que cada uno de los asistentes llevamos una botella de vino que personalmente nos gusta o pensamos que puede maridar con el menú, y el restaurante nos cobra lo estipulado por descorche y cambio de copas.
La bodega consistió en las siguientes referencias, servidas en este orden, intentando maridad a los platos:
Mosel Riesling - Spätlese 2.010. Vino alemán de la zona del Mosela, muy fresco, agradable, frutal, ligero en boca.
Lovamor 2.013 Albillo. Bodegas Alfredo Maestro. Monovarietal 100% proveniente de cepas y clones plantados desde 1.891 a 1.910. Servido un punto demasiado fresco, le costó expresar todo su potencial sobre todo al llegar después del Riesling. Sorprende su color, mas parecido al de la sidra o al vino turbio.
Sancerre Les Herses 2.010, de Gitton Père & Fils. Blanco del Valle del Loira A.O.C. Sancerre, Francia. Monovarietal de Sauvignon Blanc. Herbáceo, fresco, frutal. largo final. Un vino muy elegante.
Viña Gravonia 2.004, de Bodegas R. López de Heredia - Viña Tondonia. Blanco con larga crianza de 4 años en barrica. 100 % Viura. D.O Rioja. Un vino complejo y muy fino. Decidimos decantarlo, aunque fuera un blanco, lo que terminó de abrirlo y poder expresar sus aromas mejorando mucho.
Señorío 2.009, de Bodegas Alcovi en Almedijar (Castellón). Tinto procedente de uvas Cabernet Sauvignon, Syrah y Monastrell de agricultura ecológica. con mas de 12 meses de barrica. Buena nariz, intenso, largo y profundo. Ganó mucho según pasaba el tiempo de descorche.
La sacristía de Romate Pedro Ximenez. Elaborado por Bodegas Sanchez Romate con el método de soleras y criaderas típico de los vinos de Jerez, con un mínimo de 25 años de crianza media. Un vino dulce estupendo, con mucha complejidad. Elegante, intenso, muy largo, gran complejidad, Pasas, tostados, torrefactos, todos estos son solo alguno de los matices que van apareciendo en este vino.
Al terminar el servicio tuvimos la oportunidad de conversar con Quique. Una persona sencilla, orgulloso de su trabajo, receptivo a nuestras preguntas y consejos...en aquellos momentos de tranquila sobremesa estábamos encontrando lo que buscamos en estos encuentros: el alma del cocinero.
Como detalle, en la factura salió detallado como menú "Atrapaos"
En los siguientes enlaces se pueden leer las impresiones y sensaciones que sintieron con este menú dos de mis grandes amigos "atrapaos" Rafael Viguer de Comer sin Milongas y Paco Palanca de Ojo al Plato, dos blogs que por supuesto recomiendo conocer.
Salut y hasta la próxima !!!
Enlaces a las anteriores reuniones del grupo:
- La mozaira. Enero 2.014
- Restaurante Ciro. Mayo 2.014
- Restaurante La Embajada. Junio 2.014
Localizado en la calle Finlandia nº 7, muy cerca del campo de Mestalla y la Avenida de Aragón, Q es el proyecto personal de esta joven pareja. Cuenta con dos espacios diferenciados ambos con bonita y discreta decoración. El primero junto a la entrada con mesas altas y taburetes. Separado por una pequeña zona central y el acceso a la cocina encontramos el comedor propiamente dicho, con mesas bajas y sillas bastante cómodas.
Nos esperaba una mesa redonda para seis comensales, pues en esta ocasión hemos tenido dos ausencias dentro del grupo. Espero en la próxima ocasión poder reunirnos todos.
Quique nos preparó un menú especial, donde disfrutamos de algunos de sus platos preferidos desde que abrió este local. Algunos ya fuera de carta, volvió a prepararlos para la ocasión. Un menú de mucho nivel, que fue de menos a más, donde cada plato intentaba superar al anterior.
Aperitivos: Cococha de tomate con salmón marinado. Mejillón con salsa verde de hierbas. Crema de hervido valenciano con capellán a la brasa. Curiosa la falsa cococha, muy sabroso el mejillón, y suave crema para preparar lo que vendría después. El hervido, aunque es un plato muy conocido en valencia y que ya he probado en varias ocasiones, nunca me cansa. Estupendo arranque de menú.
Ostra Girardeau con raifort. Utilizando símil pugilismo, primer asalto y primer golpe al mentón. Molusco de considerable tamaño con una crema picante por encima, me recordó al wasabi aunque me descolocaba su color blanco, que realzaba su sabor. Luego buscando por Internet ya tengo claro el motivo. Se presentaba junto a unas laminas de rábano común.
El raifort es una pasta elaborada con la raíz de la planta Armoracia rusticana, de la familia de la mostaza y las coles. En algunos países se le denomina a esta planta rábano rusticano o rábano picante. En algunas ocasiones se sustituye comercialmente el wasabi por la pasta de esta planta coloreada de verde, ya que su precio es más barato que el auténtico.
Pulpo con emulsión de almendras y moscatel. Después de la Tempestad, vino la Calma. Cocido y a la llama, con una suave crema y unos "tostones" crocantes. Momentos de tanteo, para que te confíes, pero esperando el siguiente movimiento del cocinero...
Desde este instante, siguiendo el orden marcado por Quique, llegaron una serie de golpes encadenados izquierda-derecha hasta dejarme al borde del KO.
Cocochas de bacalao con coliflor y ajo negro. A la brasa, con esa crema de coliflor y pequeños tropezones de ella misma. Acompañada de los matices balsámicos del ajo negro. Los mas puristas puede que renieguen de esta forma de preparación, pero el resultado es muy redondo.
Calamar de playa con espuma de patata, jugo de pollo asado, y aire de cacao. Ufffff, solo el nombre ya alimenta. Brutal el punto de plancha del calamar y la combinación de sabores. Para repetir. Aquí ya tenía que haber tirado la toalla, pero quería más. Puro masoquismo...
La cebolla que quiso ser atún. Aunque el nombre pueda parecer un trampantojo, no lo es. No se esconde a la vista. Guisada con un potentísimo "fondo" (caldo) de atún reducido a la enésima potencia, se acompaña con alcaparras y unas pequeñas laminas de Katsuobushi (bonito seco). Tienen la particularidad de reaccionar ante el calor, dando el efecto de que "cobran vida" al moverse por si solas. Un plato complicado de presentar en un menú, como luego nos comentó Quique.
Civet de anguila con tierra de cacao. Elaboración de marcado y profundo sabor a la manera de un guiso de carne, por ejemplo de jabalí. Otra salsa reducida al máximo, abraza un trozo de este pescado muy típico de la zona de la Albufera, donde se presenta en all i pebre. Nos olvidamos de la tradición, viajemos por el camino de la osadía y el descaro que se ha iniciado con el anterior plato.
Pre postre. Pepino, yogurt y enoki. Vamos a refrescar la boca y el paladar después de la contundencia de los dos últimos platos. Pepino y setas en un postre, casi nada !!! Ha enloquecido el chef? Noooo, para nada. está muy cuerdo.
Ese punto dulce que tenía, ese cítrico y frescor que acompaña al yogurt, ese crujiente de las setas...como diría mi amigo Patxi... Una puta locura !!! Necesito Árnica para recuperarme de los golpes recibidos. Esta llegará en el último plato del menú.
Melocotón con vainilla. Suavidad, elegancia, ternura. Melocotón asado, chocolate blanco, batido de vainilla de la merienda. Recuerdos de otros tiempos.
Café y petit fours para terminar.
No quiero olvidarme del servicio en sala. Impecable a cargo de Elsa y su equipo. Cambio de cuberteria en cada plato. Tiempos de espera cronometrados, Profesionalidad.
Uno de los aspectos de estas reuniones, es que cada uno de los asistentes llevamos una botella de vino que personalmente nos gusta o pensamos que puede maridar con el menú, y el restaurante nos cobra lo estipulado por descorche y cambio de copas.
La bodega consistió en las siguientes referencias, servidas en este orden, intentando maridad a los platos:
Mosel Riesling - Spätlese 2.010. Vino alemán de la zona del Mosela, muy fresco, agradable, frutal, ligero en boca.
Lovamor 2.013 Albillo. Bodegas Alfredo Maestro. Monovarietal 100% proveniente de cepas y clones plantados desde 1.891 a 1.910. Servido un punto demasiado fresco, le costó expresar todo su potencial sobre todo al llegar después del Riesling. Sorprende su color, mas parecido al de la sidra o al vino turbio.
Sancerre Les Herses 2.010, de Gitton Père & Fils. Blanco del Valle del Loira A.O.C. Sancerre, Francia. Monovarietal de Sauvignon Blanc. Herbáceo, fresco, frutal. largo final. Un vino muy elegante.
Viña Gravonia 2.004, de Bodegas R. López de Heredia - Viña Tondonia. Blanco con larga crianza de 4 años en barrica. 100 % Viura. D.O Rioja. Un vino complejo y muy fino. Decidimos decantarlo, aunque fuera un blanco, lo que terminó de abrirlo y poder expresar sus aromas mejorando mucho.
Señorío 2.009, de Bodegas Alcovi en Almedijar (Castellón). Tinto procedente de uvas Cabernet Sauvignon, Syrah y Monastrell de agricultura ecológica. con mas de 12 meses de barrica. Buena nariz, intenso, largo y profundo. Ganó mucho según pasaba el tiempo de descorche.
La sacristía de Romate Pedro Ximenez. Elaborado por Bodegas Sanchez Romate con el método de soleras y criaderas típico de los vinos de Jerez, con un mínimo de 25 años de crianza media. Un vino dulce estupendo, con mucha complejidad. Elegante, intenso, muy largo, gran complejidad, Pasas, tostados, torrefactos, todos estos son solo alguno de los matices que van apareciendo en este vino.
Al terminar el servicio tuvimos la oportunidad de conversar con Quique. Una persona sencilla, orgulloso de su trabajo, receptivo a nuestras preguntas y consejos...en aquellos momentos de tranquila sobremesa estábamos encontrando lo que buscamos en estos encuentros: el alma del cocinero.
Como detalle, en la factura salió detallado como menú "Atrapaos"
En los siguientes enlaces se pueden leer las impresiones y sensaciones que sintieron con este menú dos de mis grandes amigos "atrapaos" Rafael Viguer de Comer sin Milongas y Paco Palanca de Ojo al Plato, dos blogs que por supuesto recomiendo conocer.
Salut y hasta la próxima !!!
Enlaces a las anteriores reuniones del grupo:
- La mozaira. Enero 2.014
- Restaurante Ciro. Mayo 2.014
- Restaurante La Embajada. Junio 2.014