Fecha de la visita: 27/05/2.014 martes.
Conozco este local y a su joven chef desde que empezó a interesarme la
gastronomía. Gracias a Facebook y un par de reseñas en algún blog me enteré de
su existencia en el barrio de Campanar, alejado del centro de la ciudad. Sus arroces
melosos, al igual que algunos otros platos de su cocina (por ejemplo su
berenjena, yema de huevo y encurtidos) me tienen bastante atrapado.
Desde entonces lo hemos frecuentado en varias ocasiones, pero
por unas cosas o por otras había llegado un momento en que nuestra visita se ha
demorado unos meses. No podía ser, pues
su cocina me gusta y Alex lo sabe.
Tras los saludos iniciales, nos sentamos a la mesa esperando
el menú del día que habíamos visto en la carta cuya composición es de un
entrante, cuatro snacks, plato principal a elegir y un postre al precio de 15 €
Iva incluido, aparte servicio de pan (1,5 €) y bebidas.
La sorpresa vino cuando Alejandro comenta que tenía
ganas de presentarnos algunos platos. Pruebas que había estado
realizando en estas últimas semanas. Perfecto, me encantan estos cambios de planes.
Quería volver para comprobar la evolución
de su cocina y ha sido un día de esos que gastronómicamente terminas recordando, demostrándonos que habíamos tardado más de la cuenta en
regresar.
Hoy Alex nos ha sorprendido con una cocina que
se ha movido por varios mundos, en algún momento al filo de la
navaja: de las especias y picantes a sutiles sabores herbáceos. Platos que te pueden gustar o no, pero que
una vez has terminado no te dejan indiferente.
Entrante:
Clotxinas (mejillones) con matices
picantes, sopa de pepino y jengibre. Buen inicio. No me gusta el pepino y no
dejé ni gota de la sopa.
Snacks:
Ensaladilla, aderezada con aceite de
hierbas. Fresca.
Bocadito de ventresca.
Foccacia con camarones.
Rosquilleta de tomillo, de Jesús Machi,
con boquerón marinado y tapenade de aceituna.
Entrante extra:
Principal:
Arroz de pollo de corral y su cresta,
con semillas de mostaza y hierbabuena. Un solo adjetivo, BRUTAL !!! Su sabor
profundo, el punto picante (por las semillas de mostaza) y gelatinoso (debido a
la cresta) nos convenció.
Postre:
Piña
cocinada a baja temperatura con sopa de curry amarillo y crema helada. Nunca
había tomado un postre picante, pero para todo hay una primera vez en la vida.
Agradable sorpresa. Atrevido.
Para beber, ofrecen la opción de vino por copas de varias referencias. Este Jean Leon 3055 (Merlot y Petit Verdot D.O. Penedes) acompañó bien al menú.
Todos
los platos llegaron a la mesa en las manos del propio chef, explicándonos
algunos de sus ingredientes y la idea
que buscaba. Encontré un Alejandro contento, con ilusión, con ganas, y
eso nos gustó.
Ahora
solo queda esperar a la próxima apertura de su nuevo proyecto llamado Macellum, situado en la calle Boix nº 6. Por el momento ya se puede acceder a su página de Facebook